El Gobierno busca que el país deje de ser el paraíso de las drogas blandas para los extranjeros. Sin duda, Holanda es el destino de preferencia de una parte de la juventud europea que busca drogas blandas legales y un ambiente permisivo para su consumo.
El anuncio del viernes impedirá a los turistas comprar el cannabis en los famosos “coffee shops”.
La política antidrogas holandesa es la más liberal de Europa. Sus “coffee shops” son parada obligatoria para cientos de miles de jóvenes que eligen las ciudades holandesas -principalmente Amsterdam- como lugar para viajes de amigos y despedidas de solteros.
Desde principios de los años 70, sucesivos gobiernos holandeses pusieron al país a la vanguardia mundial de las políticas liberales en cuanto al consumo de drogas y a la libertad sexual, convirtiendo estos dos elementos en uno de los grandes atractivos turísticos de Amsterdam.
Esa política permisiva, que sobrevivió durante décadas a gobiernos de todos los colores, parece llegar a su fin con el actual gobierno conservador -apoyado por la extrema derecha, del populista Geert Wilders-.
Solución a varios problemas
Holanda considera que restringir el acceso de los extranjeros a las drogas blandas legales es la mejor forma para “resolver la alteración del orden público y la criminalidad relacionadas con los coffee shops y el tráfico de drogas”, por lo que “la política de puertas abiertas de los coffee shops terminará”.
La ley debe ser aprobada en otoño y, desde su entrada en vigor, los residentes legales en Holanda tendrán que registrarse como miembros de un “coffee shop”. Cada uno de estos establecimientos podrá tener un máximo de 1.500 miembros. Se prohibirá a los turistas comprar cannabis.
La aplicación de la ley será gradual y empezará por las provincias fronterizas con Alemania y Bélgica. Los vecinos de Holanda llevan años quejándose porque sus políticas antidrogas -más duras que la holandesa- se ven inútiles porque no pueden impedir a sus ciudadanos ir a Holanda y volver con la droga. La ley se terminará de implantar completamente durante 2012.
Sólo en Amsterdam hay, según la agencia Reuters, unos 220 “coffee shops”, que perderán parte importante de su clientela y que para protestar contra estas nuevas medidas aseguran que la ley hará aumentar el tráfico ilegal de drogas.
El ministro de Justicia, Ivo Opstelten, reconoció en el Parlamento que, con esta ley, “los extranjeros deberían acudir en sus respectivos países a los mercados ilegales”. El alcalde de Amsterdam, Eberhard van der Laan, dijo que la reforma es “un retroceso a los peores tiempos, volveremos a tener a los traficantes de drogas en las calles”.
Fuente: Idafe Martín Pérez (Desde Bruselas) para El Tiempo.