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Aprende cómo elegir la música adecuada para aumentar tu enfoque, motivación y estado de ánimo.

A principios de la década de los 90s, hubo rumores científicos basados en hallazgos de un estudio que mencionaba, que escuchar música clásica podría hacer que las personas fueran más inteligentes. La idea, denominada “El efecto Mozart” tuvo tanto impacto a nivel social, e incluso político, que en 1998, el gobernador de Georgia, en Estados Unidos, asignó $100,000 del presupuesto estatal para proporcionar a los padres de los recién nacidos CDs de música clásica.

Sin embargo, su eficacia fue sobrevalorada y exagerada. Décadas más tarde, los investigadores no han podido encontrar un vínculo científico legítimo entre una mayor inteligencia y escuchar a los compositores del siglo XVIII.

Tratar de encontrar esta conexión, ha llevado a una conclusión más amplia: Escuchar música en ciertos momentos realmente puede mejorar el rendimiento. Probablemente, tengas una lista de reproducción que te ayuda a mejorar en el gimnasio; Pero, ¿que te parecería diseñar una que te ayude a ser más productivo?

Empieza a tope

Leigh VanHandel, profesora de cognición musical en la Universidad Estatal de Michigan, afirma que escuchar cualquier música (clásica, pop, hip-hop) puede llevarte a un estado de excitación mental, aumentando el flujo sanguíneo y el oxígeno para “despertar” tu cerebro. Si además es una canción que te gusta mucho, también recibirás un golpe de dopamina, el neurotransmisor asociado con sentimientos de placer y recompensa. Estas dos cosas juntas crean una receta neurológica para el éxito: estás de buen humor, lleno de energía y preparado para hacer las cosas.

Aquí está el truco: A ser un efecto es de corta duración, te recomendamos 2 ó 3 canciones que sumen unos 15 minutos para la primera carga de turboalimentación cognitiva. Por lo que debes empezar tu lista con una canción emocionante y que realmente te encante, para que posteriormente puedas sumergirte en la parte más compleja o exigente, con temas más tranquilos.

Pasa a melodías

Después de los primeros 15 minutos de motivación, es hora de cortar las letras.

“La música con letras es mucho menos efectiva si estás tratando de concentrarte en una tarea cognitivamente exigente”.

Si envías señales al cerebro para procesar letras de canciones, estás desviando la atención a otro lado. Quédate con música que encuentres agradable, pero en sus versiones instrumentales. Serán menos molestas, especialmente si estás haciendo algo que implique procesamiento verbal.

Céntrate en la familiaridad

Si necesitas concentrarte, o estás tratando de lograr algo creativo, tu mejor opción es sumar pistas con versiones instrumentales de canciones que ya conoces. Un estudio utilizó resonancia magnética funcional para mostrar que la música familiar activaba el lóbulo frontal del cerebro, que controla la motivación y la atención selectiva, y el área de broca, que maneja el lenguaje hablado y escrito.

“Hay álbumes que conozco tan bien que pasan desapercibidos al escucharlos”, dice VanHandel.

Contrario a algo nuevo, no sería una novedad para la mente. Por lo que si tu objetivo es concentrarte, la música debería permanecer en segundo plano.

Adaptarse a la tarea en cuestión

En términos generales, lo más importante de su lista de reproducción para ser más productivo, es que le guste. Pero dentro de esa restricción, también podría beneficiarse al ajustar la música para que se ajuste a lo que está tratando de lograr.

VanHandel señala: “Si estás haciendo una tarea repetitiva, la música más compleja puede ayudar”, al evitar que tu atención se desvíe demasiado. “La música complicada te da algo en lo que concentrarte”. Entonces, si en lo que estás trabajando requiere más concentración que creatividad, elige canciones con muchos componentes, una cantidad de instrumentos que suenan a la vez, ritmos en capas, o canciones con cambios de tempo.

Sin embargo, si necesitas concentración, hazlo simple. Música con uno o dos instrumentos o un ritmo constante y repetitivo. “Si combinas una tarea compleja con música que tiene mucha complejidad, vas a tener dificultades con lo que estás tratando de lograr”, dice VanHandel.

¡Experimenta!

No existe una fórmula mágica que garantice que lo anterior funcione para todos. Hay muchos otros factores que influyen en la forma en que una persona responde a una pieza musical. Desde el gusto, la edad o la personalidad. Por ejemplo, “las personas que se identifican como extrovertidas obtienen mejores resultados con el ruido y el volumen, que las personas que se identifican como introvertidas. Así mismo, si miramos al detalles las playlist de cada uno, se verían grandes diferencias”.

Construir un arma secreta musical, puede requerir de que experimente un poco con usted mismo. Ponga algunas canciones y comience a abordar una tarea específica. Ajustando una banda sonora a medida que avanza.

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